¡Abrazame, cociname, abrigame!

Con estos primeros atisbos de otoño, me mente se vuelve monotemática

Y no puedo dejar en arropar a los que amo, con mis tejidos y/o con mis potajes mágicos que le devuelven el espíritu al cuerpo hasta al más muerto de frio .

De un modo u otro, el otoño empieza a anunciarse y yo no puedo dejar de pensar en mi misión de abrigar...

Con mis guisos...

La receta de este locro vegetariano podes encontrarla aquí

Con mis mantas...

Cuando tejo estas mantas no puedo no pensar en las abuelas de antes, esas que vivían a otro ritmo, y que con su santa paciencia y manos amorosas iban tejiendo mantas para los nietos, cuando nacían, cuando se iban a vivir lejos, cuando se casaban...

Cada trabajo lleva una cantidad de horas increíbles. Porque es todo un proceso, combinar colores, ensamblar cuadros, esconder hilos, para que todo quede como el trabajo que ellas hacían para nosotros.

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Manta tejida hace un tiempo ya para mi hijo Juan.

Yo aún tengo el recuerdo vivido de mi abuela, ovillando madejas en el respaldo de la sillas del comedor. Y como si fuera hoy se me impregna el alma con el recuerdo del cajón del aparador que olía a madera y praliné donde ella guardaba sus agujas, esas mismas agujas con las que me enseño a tejer a mi y que aún conservo.

Y si me concentro,también hoy, aunque hace mucho que ya no está, puedo seguir oliendo el aroma de sus guisos, su café con leche y su inigualable mermelada de tomate.

No hay duda que cada cosa que hacemos con amor, llega a quien la recibe y perdura en el tiempo.

Y vos ¿tejes? ¿cocinas? ¿Cual es tu modo favorito de abrigar a los que querés?

Post editado para agregar la manta de Juan (¡no se como se me habia pasado!)

12 comments cocina, crochet, mantas

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