Hay algo de la ciudad que no me gusta. Y son sus prisas y sus indiferencias.
Cada quien ensimismado, encerrado en su mundo. Ultimamente esta todo el mundo agarrado a su smartphone y con auriculares puestos. Una ciudad que no descansa, y que espera, que quienes la habitan, le sigan el ritmo.
Y yo me resisto a ello todo lo que puedo.
Me gusta hacer las compras a pie,
llevar mi bolsa (no desde ahora, sino desde hace mucho tiempo. Trato de conocer el nombre del cartero, del diariero y de cada persona del barrio con la cual interactuo a diario.
Pero, hoy debo reconocer que vivir en "la Gran Ciudad" tiene sus encantos. Al fin y al cabo empiezo a sospechar que soy muy afortunada.
Vivo a una distancia amistosa de la Catedral de la felicidad. también conocida como la zona de las laneras.
En Scalabrini Ortiz, entre el 800 y el 1000, en el barrio de Villa Crespo, estan concentradas una gran cantidad de casas de lanas. No son todas, ni son las únicas, pero, hay una variedad interesante de proveedores, materiales, colores, precios y como siempre y en todas partes, hay lugares en donde los vendedores están mas que dispuestos a ayudar en lo que haga falta y otros, que bueno, no se destacan por su atención.
Como sea, hay de todo y para todos los gustos y colores.
Después de mucho caminar, mirar, pensar, soñar y decidir me volví con las alforjas llenas de
sueños hilos.
No sin antes sentarme a tomar un cafecito . Los scones, de
esa esquinita, ¡Son memorables!
Aqui una imagen de todo lo que me queda por ovillar, acomodar y empezar a tejer...
Mucho, mucho trabajo por delante!
