Soledades



Entró a la farmacia del hospital...
Con el cabello cano y desatendido....
Con el saco mal abotonado...

En una mano llevaba una bolsa plástica con sus cosas, supongo que recetas, llaves, quizá un segundo par de lentes y algo de dinero... Su otra mano se aferraba al bastón que la sostenía.

Amagó a buscar un asiento, pero no fue necesario porque  el empleado de seguridad la guió hacia un box con un empleado libre.

Hablaba bajito asi que no supe que remedios necesitaba, ni que problemas tenia, solo que eran muchos porque saco una segunda bolsa, para llevarse todas las cajas que  acababan de prepararle.

Abonó (quiza dejando gran parte de su jubilacion alli), agarró fuerte sus bolsas en una mano, el bastón en la otra y desandó, cabizbaja, el camino rumbo al ascensor.


3 comentarios:

  1. Me emocionaste, Ile. Tenés una sensibilidad que uno nota en el primer acercamiento que tiene con vos. Encontrar gente así es maravilloso y hace, justamente, que estas soledades sean más llevaderas, más amigables. Al fin y al cabo, no estamos tan solos. Gracias. Vero

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  2. Me emocionaste, Ile. Tenés una sensibilidad que uno nota en el primer acercamiento que tiene con vos. Encontrar gente así es maravilloso y hace, justamente, que estas soledades sean más llevaderas, más amigables. Al fin y al cabo, no estamos tan solos. Gracias. Vero

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    Respuestas
    1. Gracias preciosa, por pasar, por leerme y por tomarte el ratito para dejar un comentario..
      No. No estamos solos... y es tan importante no estarlo como tomar consciencia de ello...
      Las visitas a esta farmacia son parte de mi rutina semanal, y me estruja el alma ver la cantidad de ancianitos solos que hay.
      Escribir sobre ellos es en parte un recurso para exorcizar la tristeza.
      Abrazo grandote :)

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