Hace un tiempo ya que terminé de leer "Dios no parpadea" de Regina Brett (y no puedo creer que luego este proyecto se mudo a Facebook e Instagram y deje de publicarlo aquí,
¡Perdón perdón perdón!
Algunas veces pienso que el publico se repite en todos los espacios y me da miedo aburrirlas, quizá no sea así, pero no lo sé. Y ante la duda me abstengo!
El libro es en verdad maravilloso, porque la autora tiene mucho para decir.
Tengo el otro libro de ella en mi mesa de luz, pero aún no me animó a arrancarlo, porque primero necesito ponerme al día con la infinita cantidad de lecturas asociadas que han salido de este.
Mientras llega el momento de esa nueva lectura, en mi interior siguen fermentando algunas de ideas poderosas de esta lectura...
|
Foto del celu publicada en Instagram |
Al leer esta cita, no pude menos que girarme sobre mi hombro izquierdo a revisar cuantas cámaras me estaban monitoreando. Leer este capítulo, fue, de algún modo como sentirme adentro de
"The Truman Show"
Regina, en su libro dedicó un capítulo completo al oficio y al anhelo de escribir y me llevo buen tiempo digerir sus palabras.
No podía darle rienda suelta al galope loco que desataban en mi corazón, entonces, por un tiempo me dedique a dejar que mi mente gobernara?
-Acaso ¿todo el mundo tiene el secreto anhelo de escribir?
-¿Invirtió un capítulo para hablarle a aquellos que quieren escribir?
-¿Serán todas las copias de este libro iguales o la mia esta adulterada?
Les aseguro que aunque algunas ideas suenen delirantes, todo eso pasó por mi cabeza en cuestión de segundos. Mi mundo completo comenzaba a girar y a ponerse patas para arriba.
¿Por qué le habla solo a los escritores?
¿no hubiera sido mas efectivo decir " si tienes un sueño, vé por él"?
|
Foto del celu publicada en Instagram |
A esas alturas tuve que respirar hondo para no hiperventilarme y atreverme a releer el capitulo.
Hoy, que ya han pasado unos cuantos meses, comprendo que si ella hubiera hablado genéricamente el mensaje no hubiera llegado del modo que llegó. Y si hubiera sido menos especifica, no habría tomado nota yo de algunas lecturas que hoy tengo en curso.
Ambos libros hablan del oficio de escribir, que se cultiva, paso a paso. Con tenacidad y constancia, que es el único modo de conseguir que los sueños se materialicen.
|
Foto del celu publicada en Instagram |
Natalie Goldberg me mandó a escribir a diario, todos los días como mínimo 10 minutos, de corrido, sin siquiera levantar la pluma del cuaderno. No hace falta que sea algo serio, pensado ni revisado. Escribir y escribir hasta que las palabras fluyan mas rápido que las ideas y uno pueda hablar con el corazón y no con la mente.
Confieso que al principio me sentí completamente oxidada y se me cansaba la mano después de los primeros renglones. Hoy, ya con el mecanismo mas ejercitado y habiéndome despojado (al menos en parte) de la vergüenza de escribir pavadas, la cosa empieza a tomar otro color.
Y aunque mi escritura no sea profunda ni memorable me gusta escribir.
Leyendo a
Mastretta hace unos días, tuve la certeza de que yo escribo, por placer y no por necesidad.
No, no lo necesito imperiosamente. Puedo seguir siendo yo, lo más bien si no me siento a escribir.
Sin embargo, escribir me da placer. Esa cosa de poder ordenar las palabras para transmitir lo que siento me hace feliz. Muy feliz. Por eso escribo, por que hay sentires que merecen ser compartidos.
Y sueños que merecen ser tenidos en cuenta.
Hoy me animo a reversionar este capítulo 19 del libro de Regina Brett y a animarte a vos, que me estás leyendo hoy a que te preguntes que sueños tenes por cumplir y a que les hagas un lugarcito en tu alma y en tu mente para que esa semilla comience a germinar y para que te de el valor y el coraje de ir tras ellos!
A seguir los sueños, porque siempre nos llevan por caminos llenos de magia!
Abrazo grande,
Ile.-